Cualquiera que cumpla con los criterios para tener un trastorno del espectro autista (TEA) recibirá un diagnóstico adicional de TEA de nivel 1, TEA de nivel 2 o TEA de nivel 3, de acuerdo con los criterios descritos en el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, quinta edición (DSM). -5).
Estos niveles se basan en las fortalezas y limitaciones de una persona con respecto a su capacidad para comunicarse, adaptarse a nuevas situaciones, expandirse más allá de los intereses restringidos y manejar la vida diaria. Indican específicamente cuánto apoyo necesita una persona autista; el nivel 1 significa que se requiere relativamente poco apoyo y el nivel 3 indica la necesidad de mucho apoyo.
Ilustración de Cindy Chung, VerywellLos tres niveles de autismo hacen posible que los médicos hagan un diagnóstico específico y también ayudan a cualquier persona que esté cuidando a alguien con autismo a tener una comprensión clara de las fortalezas y limitaciones de esa persona. Los niveles reflejan una forma más refinada de diagnosticar el autismo que el DSM anterior.
En el DSM-IV, el autismo se dividió en cinco diagnósticos distintos que iban desde el síndrome de Asperger (esencialmente un sinónimo de "autismo leve o de alto funcionamiento") hasta el trastorno autista, que indicaba autismo severo.
Nivel 1: Requiere apoyo
El TEA de nivel 1 es la forma de autismo más leve o de mayor funcionamiento. Los niños con TEA de nivel 1 tienen dificultades para comunicarse adecuadamente con los demás. Por ejemplo, es posible que no digan lo correcto en el momento adecuado o no puedan leer las señales sociales y el lenguaje corporal.
Una persona con TEA nivel 1 generalmente puede hablar con oraciones completas y comunicarse, pero tiene problemas para entablar una conversación de ida y vuelta con los demás. Es posible que intenten hacer amigos, pero no tengan mucho éxito.
También pueden ser inflexibles en ciertos aspectos y tener problemas para pasar de una actividad a otra. Además, pueden tener problemas de organización y planificación que les impidan ser independientes.
Nivel 2: Requiere un apoyo sustancial
Las personas con TEA de nivel 2 tendrán problemas más obvios con la comunicación verbal y social que las diagnosticadas con el nivel 1. Asimismo, les resultará más difícil cambiar de enfoque. Por ejemplo, pueden enfadarse mucho cuando tienen que pasar de una actividad a la siguiente o dejar la escuela al final del día.
Los niños con nivel 2 tienden a tener intereses muy limitados y a participar en comportamientos repetitivos que pueden dificultar su funcionamiento en determinadas situaciones.
Una persona diagnosticada con TEA de nivel 2 tiende a hablar en oraciones simples y también tiene dificultades con las formas de comunicación no verbal.
Nivel 3: Requiere un apoyo muy sustancial
El nivel 3 es la forma más grave de autismo. Los niños de esta categoría manifestarán muchos de los mismos comportamientos que los de los niveles 1 y 2, pero en un grado más extremo. Los problemas para expresarse tanto verbal como no verbalmente pueden hacer que sea muy difícil funcionar, interactuar socialmente y lidiar con un cambio de enfoque o ubicación. Participar en comportamientos repetitivos es otro síntoma del TEA de nivel 3.
Una persona con TEA de nivel 3 tendrá una capacidad muy limitada para hablar de manera inteligible y rara vez iniciará interacciones. Cuando inicien una interacción, lo harán de forma incómoda. Alguien con el nivel 3 también responderá solo a enfoques sociales muy directos de otras personas.
Limitaciones de los niveles de TEA
Aunque los niveles de apoyo de TEA son útiles para indicar dónde cae una persona autista en el espectro con respecto a la gravedad, tienen limitaciones significativas. Pueden ser subjetivos y carecer de matices, y el DSM-5 ofrece poca especificidad con respecto a los tipos de apoyo indicados o situaciones en las que se necesita apoyo; por ejemplo, algunas personas autistas necesitan apoyo en la escuela pero están bien en casa, mientras que otras pueden les va bien en la escuela, pero luchan en situaciones sociales.
Además, el nivel que se asigna a una persona cuando se le diagnostica por primera vez puede cambiar a medida que desarrollan y perfeccionan las habilidades sociales y a medida que disminuye la gravedad de problemas como la ansiedad o la depresión, comunes entre las personas con autismo.
El resultado final: que se le asigne uno de los tres niveles de autismo puede ser útil para comprender qué tan alto o bajo puede ser alguien y determinar qué tipos de servicios y apoyos le servirían mejor. Sin embargo, no predecirá ni tendrá en cuenta los matices en su personalidad y comportamiento, lo que significa que el apoyo y los servicios que reciben deberán ser altamente individualizados.