El trastorno del procesamiento sensorial (SPD) es una afección en la que una persona no responde normalmente a los sonidos, olores, texturas y otros estímulos. Pueden ser tan sensibles a, digamos, la banda sonora de una película que no pueden sentarse en un cine, o tan insensibles a los estímulos que hacen todo lo posible para buscarla. El SPD, anteriormente llamado disfunción de integración sensorial, es más común en niños (aunque puede afectar a adultos) y con frecuencia afecta a personas con ciertos trastornos del desarrollo como el trastorno del espectro autista (TEA), el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y el trastorno obsesivo-compulsivo ( TOC). El diagnóstico de SPD puede ser un desafío, ya que no existen criterios oficiales para la afección, pero existe un tratamiento relativamente estándar para el trastorno del procesamiento sensorial, un tipo de terapia ocupacional conocida como terapia de integración sensorial.
Síntomas del trastorno del procesamiento sensorial
Los niños con trastorno del procesamiento sensorial no responden normalmente a los estímulos por los que otros no se verían afectados de una de estas tres formas. Pueden ser hipersensibles (también llamados hiperreactivos) a las luces brillantes; sonidos fuertes, repentinos o sostenidos (el zumbido de una licuadora, por ejemplo, o incluso música); la sensación de picazón o picazón en tejidos como lana o etiquetas de ropa contra la piel; e incluso ciertos sabores u olores. También pueden ser incapaces de tolerar el contacto físico con otras personas, por ejemplo, la presión de un abrazo. Estar en una multitud puede ser insoportable para los niños con SPD.
Tal hipersensibilidad a los estímulos externos puede hacer que un niño tenga ansiedad, problemas para participar en actividades de rutina y dificultad para adaptarse a nuevas situaciones. Las reacciones de respuesta excesiva pueden ser leves o tan debilitantes que un niño debe abandonar la situación de inmediato. Como resultado, puede ser difícil para los niños con SPD interactuar con otros niños.
Otros niños pueden tener una respuesta enmudecida o retardada a los estímulos conocidos como falta de respuesta o hiporrespuesta. Por ejemplo, es posible que no reaccionen al dolor de una rodilla raspada o al malestar del frío o el calor extremos. El cerebro de algunos niños con trastorno del procesamiento sensorial no procesa adecuadamente los mensajes de los músculos o las articulaciones, lo que afecta sus habilidades motoras o su postura. Pueden ser etiquetados como torpes o torpes, o considerados como "flojos", aparentemente necesitando apoyarse contra una pared mientras están de pie, por ejemplo.
Una tercera manifestación de SPD se llama ansia sensorial, en la que un niño se siente impulsado a buscar estímulos. La necesidad de "sentir" o experimentar es tan fuerte que pueden actuar.
Algunos niños con SPD luchan contra la ansiedad y también pueden tener otros trastornos, entre ellos:
- Dispraxia, un trastorno de la coordinación que afecta el desarrollo de la motricidad fina. Los niños pequeños con dispraxia pueden tardar en alcanzar hitos como caminar o alimentarse solos. A medida que crecen, pueden tener dificultades para escribir, dibujar y ciertas actividades físicas.
- Trastorno postural: mala percepción de la posición y el movimiento del cuerpo (como se describesobre)
- Trastorno de discriminación sensorial: incapacidad para detectar diferencias sutiles en la información visual, táctil, auditiva y física.
Causas
Aún no se ha determinado una causa específica del trastorno del procesamiento sensorial. Según el Instituto STAR para el procesamiento sensorial, algunas investigaciones han sugerido que el SPD puede heredarse; Las complicaciones prenatales o del parto y ciertos factores ambientales también pueden influir.
Otra investigación sugiere una posible conexión genética. Un estudio analizó una muestra de más de 1,000 gemelos de niños pequeños y descubrió que cuando uno de los gemelos era hipersensible al sonido y la luz, había una mayor probabilidad de que el otro también lo fuera.
Además, hay investigaciones que sugieren que los cerebros de las personas con SPD pueden estar estructurados y conectados de manera diferente a los de otras personas. Por ejemplo, un estudio de 2013 utilizó imágenes cerebrales para mostrar diferencias estructurales en la sustancia blanca posterior de los niños con SPD que se correlaciona con un comportamiento sensorial atípico.
En 2014, otro estudio examinó la conectividad neuronal en la materia blanca de los niños con SPD y encontró marcadas diferencias en las áreas del cerebro que controlan la percepción e integración sensorial.
Diagnóstico
El diagnóstico de SPD puede ser problemático. Muchos médicos lo consideran una afección singular e incluso hay clínicas que lo tratan específicamente. Al mismo tiempo, sin embargo, el trastorno del procesamiento sensorial no se encuentra en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5). En cambio, los desafíos sensoriales se enumeran como un posible síntoma del trastorno del espectro autista (TEA).
Dicho esto, el primer paso para confirmar que un niño tiene SPD es observar comportamientos que sugieran el trastorno y buscar un diagnóstico. Además de considerar esos comportamientos, un médico querrá saber sobre el historial de desarrollo y la salud general de un niño. Pueden realizar un examen físico, evaluaciones psicológicas y pruebas de habla y lenguaje.
También hay una variedad de pruebas de detección para SPD, incluidas las Pruebas de Integración Sensorial y Praxis (SIPT) y la Medida de Procesamiento Sensorial (SPM).
El deseo sensorial en el SPD a veces se diagnostica erróneamente como trastorno por déficit de atención / hiperactividad (TDAH).
Tratamiento
El tratamiento de primera línea para el SPD implica una forma de terapia ocupacional conocida como terapia de integración sensorial. Este enfoque incluye una "dieta sensorial" que consiste en un menú diario de estrategias sensoriales de apoyo individualizadas y una variedad de actividades, equipos y adaptaciones diseñadas para estimular y / o desensibilizar a un niño, dependiendo de si son hiperreactivos o hiporreactivos.
Para un niño que es hiperreactivo, estos pueden incluir:
- Atenuar la iluminación o usar gafas de sol o visera para bloquear la iluminación fluorescente del techo
- Usar tapones para los oídos o auriculares en entornos ruidosos
- Evitar productos fuertemente perfumados (p. Ej., Perfumes, ambientadores, jabones)
- Limitar las opciones de alimentos para evitar las aversiones personales (p. Ej., Intensamente picante, texturado, frío, caliente)
- Usar ropa que se adapte a las sensibilidades personales (p. Ej., Cinturones ajustados y / o tela, costuras y etiquetas ásperas)
- Cepillado, una técnica en la que se usa un cepillo de cerdas suaves sobre la piel para ayudar al niño a tolerar el tacto.
Los niños que son poco reactivos o que buscan sensaciones pueden beneficiarse de:
- Juguetes que estimulan los sentidos (p. Ej., Masticables seguros y artículos inquietos)
- Oportunidades para mecerse, balancearse y otras actividades estimulantes de los sentidos.
- Alimentos de sabor fuerte y / o texturados, bebidas frías y calientes
- Arreglos de muebles que reducen las posibilidades de chocar con superficies afiladas o duras
La terapia cognitivo-conductual también puede ser eficaz para ayudar a aumentar gradualmente la tolerancia a las experiencias sensoriales abrumadoras.
Una palabra de Verywell
El trastorno del procesamiento sensorial puede ser un desafío para los niños y sus padres. La intervención temprana es ideal, ya que los niños pueden responder bien a la terapia mientras se desarrollan física y psicológicamente. También es importante educar a los miembros de la familia, maestros y cuidadores sobre cómo ayudar a prevenir la angustia en los niños con SPD, lo que les permitirá funcionar mejor en entornos sociales y escolares. Los síntomas del SPD pueden desaparecer o volverse más fáciles de manejar una vez que las estrategias de afrontamiento se hayan integrado con éxito en la vida diaria del niño.