La palabra aneurisma significa dilatación o ensanchamiento de un vaso sanguíneo. Los aneurismas de bayas, también conocidos como aneurismas saculares, son bolsas en forma de globo de una arteria en el cerebro. La pared de la arteria es débil en estos aneurismas, lo que significa que bajo ciertas condiciones, como presión arterial alta (hipertensión), la pared del vaso puede romperse y permitir que la sangre fluya hacia el espacio subaracnoideo entre la aracnoides y la piamadre. Este sangrado, conocido como hemorragia subaracnoidea, puede provocar la muerte o una discapacidad grave.
Fuente de imagen / Getty ImagesDicho esto, muchas personas tienen aneurismas de bayas que no se rompen. Las autopsias realizadas a personas que murieron por diversas causas encontraron que alrededor del 5% de las personas tienen tal aneurisma. Sin embargo, en la práctica, la mayoría de los aneurismas se descubren después de que sucede algo, como una hemorragia subaracnoidea, lo que lleva a los médicos a buscar una causa.
Después de una hemorragia subaracnoidea, existe un riesgo significativo de volver a sangrar en el sitio de la ruptura. Tales hemorragias conllevan una mortalidad aún mayor. Aproximadamente el 70% de las personas mueren a causa de nuevas hemorragias aneurismáticas. Por esta razón, estos aneurismas no se pueden dejar solos. Es necesaria una intervención quirúrgica o vascular.
¿Qué aneurismas requieren tratamiento?
No hay duda de que un aneurisma de baya roto requiere tratamiento, y cuanto antes, mejor. El riesgo de resangrado es mayor poco después de la hemorragia subaracnoidea inicial.
Pero, ¿qué pasa si una prueba de imagen como una resonancia magnética muestra un aneurisma que no se ha roto? ¿Todavía se requiere un procedimiento neuroquirúrgico? La respuesta depende de determinadas características del aneurisma.
- Tamaño: los aneurismas más grandes tienen más probabilidades de romperse. Sin embargo, existe cierto debate sobre el tamaño que debe tener un aneurisma para recomendar una intervención como la cirugía. Un gran estudio que a menudo guía el tratamiento ha sugerido un límite de 7 milímetros. Además, si el tamaño aumenta, se debe considerar el tratamiento.
- Ubicación: los aneurismas en las arterias en la parte posterior del cerebro son menos comunes en general, pero tienen un mayor riesgo de ruptura que los aneurismas en la parte frontal del cerebro.
- Hemorragia subaracnoidea previa: el mayor riesgo de hemorragia en alguien que ya ha tenido una hemorragia de un aneurisma separado puede indicar vasos sanguíneos anormalmente débiles en general.
- Antecedentes familiares: de forma similar, las personas con antecedentes familiares de aneurismas tienden a sufrir roturas a edades más tempranas y con aneurismas de menor tamaño, quizás debido a la debilidad hereditaria de los vasos sanguíneos. Las personas con dos o más familiares con aneurismas deben considerar la posibilidad de hacerse exámenes para ver si ellos mismos tienen aneurismas.
El hecho de que una intervención se considere necesaria o no dependerá de una combinación de todos los factores anteriores. Hay dos opciones principales para tal intervención.
Reparación neuroquirúrgica de aneurismas
Dado que muchos aneurismas cerebrales cuelgan del vaso principal como un globo, se pueden aislar del resto del vaso colocando un clip de metal en el cuello del aneurisma.
En este procedimiento, el cráneo se abre para permitir que un neurocirujano acceda al cerebro y encuentre el camino hacia el vaso sanguíneo. A pesar de la gravedad de dicha operación, en un estudio, poco más del 94% de los pacientes tuvieron un buen resultado quirúrgico. Como suele ser el caso, la probabilidad de un mejor resultado es mayor si los cirujanos y el personal adicional tienen mucha experiencia con el procedimiento.
Los posibles riesgos del procedimiento incluyen mayor daño cerebral o sangrado. Sin embargo, estos riesgos generalmente se ven compensados por las consecuencias potencialmente devastadoras de una hemorragia subaracnoidea.
Reparación de aneurisma endovascular
A principios de la década de 1990, se introdujo un dispositivo que permitía que un catéter delgado pasara a través de los vasos sanguíneos del cuerpo hasta el sitio del aneurisma, donde se insertaban espirales de platino en el saco del aneurisma. Se formaron coágulos alrededor de estas espirales, sellando así el aneurisma del resto del cuerpo. Esta técnica radiológica intervencionista se conoce comúnmente como “enrollamiento”, aunque con el paso del tiempo también se han puesto en práctica otros métodos para sellar aneurismas, como los polímeros.
En general, los resultados de la reparación endovascular del aneurisma parecen comparables a las técnicas de grapado neuroquirúrgico más tradicionales, pero esto varía. En un estudio, el enrollamiento se asoció con mejores resultados en la parte posterior del cerebro y el recorte fue mejor en la parte frontal. El tamaño y la forma del aneurisma también pueden limitar las opciones de tratamiento, ya que un cuello ancho o un aneurisma grande pueden no responder bien al enrollamiento. En general, el enrollamiento parece tener mejores resultados en general, excepto que hay una mayor probabilidad de que el aneurisma vuelva al enrollamiento que a la rotura.
Otros factores, como la gravedad de la hemorragia subaracnoidea y la salud general y la edad del paciente, también pueden influir en la decisión de cómo tratar un aneurisma. Quizás el factor más importante para decidir si colocar un clip o enrollar un aneurisma es la habilidad y experiencia de los médicos que realizarían el procedimiento.