La marcha se refiere a la forma en que camina, incluida la velocidad, la cadencia y el paso. Las anomalías de la marcha suelen estar asociadas con una enfermedad, afección o deformidad física. La artritis es una de las afecciones que pueden causar una marcha anormal. El dolor articular, el rango de movimiento limitado de una articulación o la deformidad articular asociada con la artritis pueden ser factores asociados con una marcha anormal.
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Con la artritis, las personas comienzan a dar pasos más pequeños, cojear o alterar su forma de andar para compensar las articulaciones dolorosas o dañadas, especialmente cuando se trata de articulaciones que soportan peso. El análisis de la marcha se utiliza cada vez más para estudiar el impacto de la artritis.
Cambios en la marcha con artritis reumatoide
Después de la mano, el pie es la articulación más frecuentemente afectada al inicio de la artritis reumatoide. Los resultados del estudio, de un estudio de 2008 publicado en Acta Orthopaedica, revelaron que el pie es la causa de la discapacidad para caminar en 3 de cada 4 pacientes con artritis reumatoide. Cuatro veces más a menudo que la rodilla o la cadera, el pie se relacionó con problemas de la marcha.
En 2012, una revisión sistemática reveló 78 estudios de la marcha con artritis reumatoide que, en conjunto, concluyeron que una caminata más lenta, un tiempo de apoyo doble más prolongado y la evitación de posiciones extremas eran características. El tiempo de apoyo doble se define como el paso de un ciclo de caminata cuando ambos pies están en el suelo. En la revisión, las características más comunes de la artritis reumatoide que afectaron la marcha fueron hallux valgus (juanetes), pie planovalgus (pie plano) y anomalías en el retropié.
Un estudio, publicado en Arthritis and Rheumatism en 2015, sugirió que existen varios factores no articulares (no articulares) que se asociaron con una velocidad de marcha más lenta en un grupo de pacientes con artritis reumatoide. Esos factores incluyeron: edad avanzada, puntuaciones de depresión más altas, mayor dolor y fatiga reportados, mayor número de articulaciones inflamadas o reemplazadas, mayor exposición a prednisona y falta de tratamiento con FAME (fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad). El estudio concluyó que es importante prestar atención a los factores no articulares, incluida la composición corporal. El entrenamiento físico puede ayudar a los pacientes con artritis reumatoide a mejorar la composición corporal (reducir la grasa y aumentar la masa muscular), disminuir la discapacidad y mejorar la función física.
Cambios en la marcha relacionados con la osteoartritis de rodilla
Las anomalías de la marcha asociadas con la osteoartritis son más comunes con la osteoartritis de rodilla medial (interna) que con la osteoartritis de rodilla lateral (lateral). Esto se debe en gran parte a que el compartimento medial de la rodilla soporta una mayor carga articular (es decir, fuerza) que el compartimento lateral de la rodilla. En otras palabras, la carga es mayor en el compartimento medial y se ha postulado que desplazar la fuerza fuera del compartimento medial podría mejorar la marcha del paciente y quizás reducir el dolor.