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Muchos padres han visto a su hijo realizar una huelga de hambre porque la comida que se sirvió para la cena no pasó la prueba de sabor aprobada por los niños. Pero en la mayoría de los casos, el niño se derrumba después de unas horas, una vez que su estómago gruñente lo obliga a volver a la mesa para comer los guisantes o las judías verdes ahora frías. Pero, ¿y si esto dura más que eso?
No es normal que los niños en crecimiento se nieguen a comer alimentos durante largos períodos de tiempo. Los niños en su estado natural tienen hambre cada pocas horas (incluso si lo niegan en ese momento), y negarse a comer probablemente sea un signo de un problema médico subyacente, en lugar de un indicio de una lucha de poder entre padres e hijos.
Si tiene que obligar a su hijo a comer con amenazas y sobornos, algo anda mal. Incluso si logra tragarse algo de comida ante la presión de un adulto, no es un comportamiento normal, lo que significa que debe ver a su pediatra para una evaluación completa.
Posibles Causas
Hay muchas razones por las que un niño podría perder todo el apetito y dejar de comer por completo (o solo ser capaz de tomar muy pocos bocados). Algunas de estas causas incluyen:
- Un virus: un niño con un apetito normalmente bueno que de repente se niega a comer podría ser un niño que está contrayendo un virus estomacal. Si esta es la razón, debería hacerse evidente con bastante rapidez.
- Estreñimiento: un niño que está estreñido puede dejar de comer y es posible que no pueda explicar por qué.
- Esofagitis eosinofílica: esta afección difícil de pronunciar es causada por la acumulación de un tipo particular de células del sistema inmunológico en el esófago de su hijo (potencialmente debido a alergias / sensibilidades a los alimentos o reflujo ácido). La esofagitis eosinofílica puede hacer que la garganta se hinche y se en carne viva tanto que resulte extremadamente doloroso comer.
- Anorexia nerviosa u otros trastornos alimentarios: aunque la mayoría de las personas consideran que esto es un problema para los adolescentes, la anorexia nerviosa se ha identificado en niños de tan solo 6 o 7 años.
- Sensibilidad a los alimentos: a veces hay una sensibilidad a los alimentos, como la enfermedad celíaca (una reacción a la proteína gluten, que se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno) que hace que a su hijo le resulte incómodo o incluso doloroso comer.
- Otra afección médica subyacente: muchas enfermedades que afectan los riñones, el hígado o todo el cuerpo pueden causar pérdida de apetito en los niños.
Quisquillosos con la comida y problemas médicos
Sí, es posible que su hijo sea quisquilloso con la comida o espere nuggets de pollo y papas fritas cuando le sirva algo mucho más saludable.
Pero si su hijo no está comiendo nada en absoluto (y el problema ha continuado lo suficiente como para que sienta hambre), busque ayuda de su pediatra, quien puede diagnosticar y tratar cualquier problema médico subyacente.
Otros problemas de alimentación que pueden incluirse en la etiqueta de "quisquillosos para comer" pero que también podrían representar un problema médico son los niños con aversión a las texturas y los niños que tienen arcadas con los alimentos sólidos.