El síndrome de la persona rígida (SPS), también llamado síndrome de Moersch-Woltmann, es un trastorno raro del sistema nervioso en el que la rigidez muscular aparece y desaparece. La investigación sugiere que el SPS también es un trastorno autoinmune, y las personas con el síndrome a menudo tienen otros trastornos autoinmunes como diabetes tipo 1 o tiroiditis.
El SPS afecta tanto a hombres como a mujeres y puede comenzar a cualquier edad, aunque el diagnóstico durante la niñez es poco común. No se sabe exactamente cuántas personas la padecen.
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Síntomas del síndrome de la persona rígida
Los síntomas de SPS pueden incluir:
- Rigidez muscular en el tronco y las extremidades que aparece y desaparece; esto causa rigidez o dolor en la espalda, una postura erguida exagerada y caminar con las piernas rígidas
- Espasmos musculares severos en los brazos y piernas cuando la persona se sobresalta, toca, molesta o está ansiosa
- Espalda baja curvada (lordosis) y articulaciones deformadas en el cuerpo, con el tiempo
- Caídas durante espasmos musculares repentinos (puede causar problemas relacionados adicionales)
Diagnóstico
Los síntomas sugieren el diagnóstico. Sin embargo, debido a que es un trastorno poco común, puede diagnosticarse erróneamente como enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, fibromialgia o un trastorno psicológico.
El diagnóstico a veces puede confirmarse por la presencia de anticuerpos anti-GAD u otros tipos de anticuerpos cuando el síndrome está asociado con ciertos cánceres. Sin embargo, el 35 por ciento de los pacientes con SPS no tienen anticuerpos ni cánceres asociados.
Se pueden realizar otras pruebas, como hemoglobina A1C para detectar diabetes u hormona estimulante de la tiroides (TSH) para detectar tiroiditis. También se pueden realizar pruebas musculares (electromiografía o EMG).
Tratamiento
Aunque no existe cura para el SPS, existen tratamientos disponibles. Se pueden usar medicamentos como azatioprina (Azasan), diazepam (Valium), gabapentina (Neurontin), tiagabina (Gabitril) o baclofeno (Lioresal).
Los síntomas en las personas con cánceres asociados pueden mejorar después de que se extirpa el tumor y se administra el tratamiento con esteroides.
El intercambio de plasma (plasmaféresis) ayuda a reducir los síntomas en algunas personas, pero este tratamiento generalmente se reserva para aquellos con un deterioro respiratorio potencialmente mortal. Para otros, la inmunoglobulina intravenosa (IgIV) es útil.
La fisioterapia puede ayudar a aliviar los síntomas relacionados con la tensión muscular prolongada, pero también puede desencadenar espasmos musculares. Los corticosteroides también pueden ayudar, aunque deben administrarse con cuidado a las personas con diabetes.